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Ritual Para El Trabajo

Ritual para el trabajo: energía, propósito y cambio

Hay momentos en los que todo parece parado. Mandas currículums, te preparas para entrevistas, haces lo que toca… y, aun así, nada se mueve. O igual ya tienes trabajo, pero el ambiente pesa y cuesta encontrar motivación. En esas situaciones, hacer un ritual para el trabajo puede servirte para resetearte, para limpiar la cabeza y volver a centrarte. No es magia de película, es más bien una forma de ordenar energía y enfocar lo que quieres.


Cuándo hacerlo

Hazlo cuando notes que estás atascado o con el ánimo bajo. Si lo que buscas es conseguir empleo, la luna creciente va bien. Si prefieres reforzar lo que ya tienes, hazlo en luna llena. Y si te ronda la idea de un cambio, prueba en luna nueva. De todos modos, cualquier noche tranquila sirve; lo importante es tu intención, no el reloj.


Qué necesitas

  • Una vela verde (para atraer prosperidad).
  • Una vela blanca (para limpiar y equilibrar).
  • Un poco de sal marina.
  • Incienso de sándalo o canela.
  • Papel y bolígrafo azul.
  • Hojas de laurel y un poco de romero seco.
  • Un cuenco con agua.
  • Un trocito de cinta dorada o hilo.

(Todo sencillo, sin complicarte. Lo importante no son los objetos, sino el sentido que les das.)


Cómo hacerlo

  1. Prepara el espacio.
    Abre una ventana, deja que corra el aire y limpia la superficie donde vayas a trabajar. Si te apetece, pon música bajita, algo que te relaje.
  2. Purifica.
    Enciende el incienso y pásalo despacio por el lugar. Imagina que el humo arrastra el cansancio y las malas vibras.
  3. Enciende las velas.
    Primero la blanca, luego la verde. Observa las llamas unos segundos, respira hondo tres veces y suelta lo que sobre.
  4. Escribe tu intención.
    Toma el papel y escribe, con tus palabras, lo que quieres.

    • Si buscas trabajo, pon algo como: “Atraigo un empleo estable donde me sienta valorado.”
    • Si quieres mejorar, prueba con: “Fortalezco mi puesto y abro espacio a nuevas oportunidades.”
    • Si deseas cambiar, escribe: “Dejo atrás lo que ya no me nutre y avanzo hacia un camino nuevo.”
      No copies frases al pie de la letra; que suenen tuyas, con tu tono.
  5. Activa la energía.
    Echa sobre el papel una pizca de sal, el laurel y el romero. Añade tres gotitas de agua y, si te apetece, una de tu perfume. Es tu sello personal, el toque que lo hace tuyo.
  6. Visualiza.
    Cierra los ojos. Imagina la sensación de lograrlo: recibir una llamada, entrar por primera vez en un nuevo trabajo, notar que todo encaja. No te fuerces, solo siente.
  7. Sella el ritual.
    Dobla el papel tres veces hacia ti, átalo con la cinta dorada y di en voz baja:

    “Agradezco lo que fue y abro la puerta a lo que viene.”
    Déjalo junto a las velas unos minutos y, después, guárdalo donde quieras: tu cartera, tu escritorio o tu agenda.


Después del ritual

No te quedes quieto. Mueve energía también fuera del altar: manda ese correo, actualiza tu perfil, comenta a alguien que estás buscando. El ritual para el trabajo no sustituye la acción; la acompaña.
Y si notas señales —una coincidencia, una propuesta inesperada, una conversación que abre puertas—, préstales atención. Suelen ser los primeros avisos de que algo empieza a moverse.


Consejos útiles

  • Repite el ritual cada tres semanas si lo sientes necesario.
  • No lo hagas con prisa ni con rabia. Espera a estar tranquilo.
  • Puedes dejar un cuarzo verde en tu zona de trabajo para mantener la energía.
  • Y sobre todo, confía en tu proceso. Lo que está para ti, llega cuando toca.

Para cerrar

Este ritual para el trabajo no es una promesa mágica. Es un momento contigo mismo: un gesto que te recuerda hacia dónde vas.
A mí me gusta verlo como un pequeño “clic” interior, una manera de decirle al universo (o a ti mismo) que estás listo.

Y oye, a veces basta con eso. Con encender una vela, respirar y decidir que es hora de avanzar.